Con las medidas de ajuste para salir de la recesión económica, adoptadas por el Gobierno español como por organismos económicos internacionales, aflora de manera descarnada la profunda desunión, la fisura que en las sociedades actuales separa los intereses de los propietarios de capital de las aspiraciones de quienes sólo poseen la capacidad (y con suerte, la posibilidad) de trabajar para otros.