Tras las elecciones del 21O | I

Óscar Cerezal - Alcalde de Manzanares El Real
Viendo los resultados electorales de este pasado domingo, hago las siguientes reflexiones, con toda la lealtad y, como casi siempre, en primera posición de saludo:
1. Del resultado en Euskadi, al margen del desgaste de votos del PSE (más de 100.000 votos menos) y también el del PP (20.000 votos menos), lo que hay que resaltar es que lo que ha salido de las urnas no es otra cosa que la foto fija real del sentir de la población vasca. Cerca de 300.000 electores vascos que en las últimas elecciones no tuvieron representación por la ilegalización de sus candidaturas, esta vez si han podido expresar en las urnas su simpatía por la propuesta de la izquierda abertzale. Este es el resultado real de unas elecciones en Euskadi. Mayoría simple nacionalista del PNV, gran tirón del independentismo de izquierdas y las fuerzas denominadas constitucionalistas en minoría.

2. En Galicia, donde no existía la anomalía electoral de cientos de miles de electores sin opción en las urnas, el resultado es grave. El PP pierde más de 140.000 votos pero gana escaños. El PSdG y el BNG caen fulminados y el nacionalismo de izquierdas de Beiras irrumpe como tercera fuerza política. Aquí si que se pueden sacar lecturas en clave estatal de forma más clara.
Con respecto a Euskadi:
1. Me sorprende algunas lecturas que se rasgan las vestiduras por la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones y por el resultado obtenido. Sin razones legales que permitan mantener ilegalizadas candidaturas formadas por personas que no están condenadas y que además comparten listas con mucha gente que no procede del entorno de Batasuna (Eusko Alkartasuna, EB, Aralar...) ¿se puede mantener el discurso de mayorías ficticias a costa de dejar sin representación a cientos de miles de vascos? Nos guste o no, la izquierda abertzale y sus socios en Bildu, al igual que pasó en la tregua bajo el gobierno de Aznar, crece en votos cuando ETA no asesina. Personalmente prefiero que crezcan en votos a que haya muertos.
2. Ahora, sin la violencia de ETA acechando, nos situamos ante un escenario nuevo de gobernabilidad donde resurge un doble espacio: el nacional y el ideológico, que supera el anterior de violentos o demócratas. El PNV tendrá que optar entre primar su convicción nacionalista buscando acuerdos con Bildu o su posición ideológica, donde choca frontalmente con Bildu y está más cerca del PP e incluso del PSE.
3. UPyD ha sacado un resultado digno en votos, pero en este caso se ha aprovechado de una ley electoral injusta que le facilita contar con un diputado por Alava pese a tener menos votos de IU-EA en todo el territorio vasco. Eso no lo ha denunciado una eufórica Rosa Díez.
Con respecto a Galicia:
1. El PP paga la crisis en votos, pero la Ley electoral le beneficia.
2. El PSdG demuestra que su suelo (y el de todo el PSOE) cada vez está menos claro. La oposición útil (¿para quien?) de Rubalcaba es percibida como nula y la falta de credibilidad del PSOE (esos lodos de mayo del 2010) hace que no sea vista como alternativa. Todo lo contrario.
3. El BNG se ve rebasado por un pujante Beiras, que aliado con otros partidos menores en Galicia, como IU, Equo o los Ecogaleguistas, recoge el descontento social contra las medidas anticrisis de los que están defraudados por la falta de una alternativa creíble del PSOE y lo suma al electorado crítico con el sistema que tradicionalmente votaba al BNG.
¿Situación? El electorado español, peculiaridades regionales/nacionales aparte, está respondiendo ante la crisis de la misma manera que en Grecia o Portugal. Castigando la indefinición de la socialdemocracia con el trasvase de votos: una parte mediana hacía otras opciones de la izquierda más o menos solventes en las respuestas, pero si claramente críticas con el sistema y una mayoría a la abstención, facilitando que quienes aplican las recetas más duras de recorte, pese a perder votos, sigan gobernando. Cuanto más recortes hace, más se refuerza en el gobierno la derecha alineada con las tesis de Merkel.
Más adelante intentaré entrar de lleno en como creo yo que debe actuarse desde quienes (aún) representan (representamos) a la mayoría social del votante progresista y/o de izquierdas. Que todavía no es ni la abstención, ni los movimientos alternativos de calle ni la izquierda radical, sino las organizaciones políticas de tradición socialdemócrata.
Sólo como anticipo de por donde van mis posiciones en este asunto, permítanme una glosa medio romana y medio homenaje a la movida galega:
"No corren buenos tiempos para la lírica... y Rubalcaba mientras, tocando el arpa..."
Publicado en Nueva Tribuna

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