La política necesaria


Necesitamos de la política pero qué difícil es recuperarla. Sentir vergüenza por la mezquindad es del mismo calibre que la indignación por la corrupción. Un momento culminante del último Salvados se produce cuando su presentador, Jordi Evole, entrevista a las portavoces de empleo del PP y PSOE en el Congreso de Diputados sobre qué pueden decirle a un empleado de Azkar recién despedido.


Las portavoces se enzarzan en un duelo histérico e incomprensible olvidando al trabajador. Hubiera bastado con que alguna hubiera afirmado que se investigaría la denuncia formulada: sustitución de empleo fijo por Empresas de Trabajo Temporal. Ninguna demostró la más mínima sensibilidad. Ambas comentaron que llevaban mucho tiempo en política, algo que en estos tiempos no se interpreta como muchos años de entrega solidaria y generosa sino, lamentablemente, muchos años viviendo de ella. El resultado ha sido el olvido de su función como el más noble servicio público.

Cuando los sanitarios de Madrid llevan una lucha en defensa de nuestro bienestar, como anteriormente los profesores, es preciso tener presente los límites de tanto esfuerzo y resistencia si al final no hay alternativa política creíble. Por mucho que nos defraude la política es necesaria. La derrota de la política es nuestra derrota.

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